«La Postura Imperfecta», de PL Salvador.


He leído varios libros de Salvador y por la línea que traza en sus últimos registros literarios, no esperaba encontrar en esta, una obra tan distinta y superior en muchos sentidos. Aunque cada una de sus obras tiene su propia marca y sello de autenticidad, y no podría decir cuál me gusta más, lo que sí resulta a las claras, es que en todas ellas se constata la esencia del autor, una esencia que sin duda, enaltece el arte de la literatura.

Hablamos de La Postura Imperfecta, obra magna en toda su extensión y de una calidad literaria incuestionable, avanzar por sus páginas fue abandonarse al placer de la lectura por excelencia.

Se trata de un libro con un único protagonista del que desconocemos su nombre, salvo que es amigo del autor, y cuenta con ocho horas por delante para hacernos un relato desde su puesto de recepcionista en la Torre Mediterránea. La noche promete. Porque ese relato no será la historia de cualquier hijo de vecino que se precie, no...

El anónimo recepcionista que trabaja en turnos nocturnos nos irá revelando trazos de una vida, la suya, tratando al mismo tiempo de recomponer todos esos pedazos de su pasado, como si de un imperfecto mosaico se tratara. Es un relato que va de menos a más, desde su más remota infancia hasta su vida de adulto y en él se expondrán algunos temas controvertidos de los que también se hace denuncia social. Va desgranando las capas que rodean su mundo interior, con sus luces y sombras, dejando en evidencia algunos de los prejuicios y reglas que solemos establecer en nuestra interacción con los demás.

Es un texto cargado de reflexiones profundas, sobre la vida misma, certero y brillante. Y podemos decir que estamos ante su obra más humanista. Poco a poco, Salvador consigue adentrarnos en la piel de este singular y anodino protagonista, y nos hace ver que es todo lo que pasa por su mente en ese camino tumultuoso que recorre hasta llegar a su situación actual. El que un personaje se analice a sí mismo y de la forma en que lo hace, mostrando ambos lados de la balanza, del sempiterno debate entre el bien y el mal, denota la vertiente intimista y al mismo tiempo, poderosa del relato.

Gran merecedora del premio Martín Fierro, en mi opinión ha tardado bastante en ver la luz, pero como dice el dicho, nunca es tarde, y yo me alegro de tal dicha, de haber tenido tener el gusto de leerlo y releerlo, porque algunos de sus pasajes son para enmarcar. Mi más sincera enhorabuena al autor de esta maravilla, a P.L. Salvador. Lo he disfrutado mucho.






Comentarios

Entradas populares