«Máquinas como yo», de Ian McEwan.


Diría que este no es un libro de ciencia-ficción al uso. En él, nos vamos a encontrar el relato más bien intimista, de un hombre común que, tras varios fracasos encadenados en su vida, sin trabajo y pareja estables, decide un buen día comprar uno de los «Adanes» que se ponen a la venta, de un prototipo de máquinas de inteligencia artificial. Como aquel que se compra una tele, un portátil o un móvil... El susodicho «Adán» trae un manual de instrucciones de más de 450 páginas online, para su exclusiva configuración a gusto del consumidor, es decir, para que el comprador ajuste su personalidad y comportamiento a su criterio convenido.

Son diez Adanes y Evas de un prototipo único, creados e impulsados por Alan Turing, el genio y maestro de la computación. Según esto, nos vamos a encontrar un relato muy alejado de lo fantástico o futurista, en contraste con lo que solemos encontrar en publicaciones en las que, las máquinas de IA son protagonistas. Se trata, por tanto, de una obra en su vertiente más realista, de la que, desde una perspectiva más bien lógica y racional, intenta introducirnos en el mundo de la IA's y así mismo, indaga en el porqué de sus complejos comportamientos.

Ambientado en el Londres de los años 80-90's, va haciendo un recorrido por la política y hechos sociales que más hicieron hincapié en la sociedad inglesa en aquel entonces, como la Guerra de las Malvinas o el conflictivo impuesto conocido como «poll-tax» y como este propició y desencadenó varios de los profundos cambios sociales que ocurrieron más tarde.

Son muchas preguntas y muchos dilemas de disyuntiva moral los que se plantean en el libro: si los humanos somos moralmente imperfectos, ¿se podría crear una IA con suficiente conciencia que mejore nuestro comportamiento humano? Pero McEwan va más allá aún, qué sucedería si dado el caso, una IA además de conciencia, ¿desarrollara emociones y sentimientos parejos a esa conciencia? ¿podría llegar a darse ese caso?¿estarían preparadas para concebir el mundo en base a esas percepciones de índole emocional? Sin duda, difícil saberlo...

No resulta una lectura fácil, porque el autor a veces se va por otros derroteros, y cuesta entrar en la historia. También hace uso de tecnicismos que a priori, pueden hacer que la lectura resulte más densa para quién no tenga algunos conceptos básicos de ingeniería de software.

Mi opinión personal es que se trata de una excelente obra que analiza al detalle esos complejos comportamientos, tanto el del ser humano como el de las posibles máquinas, en vistas a un futuro (quién sabe si próximo o no). Se trata de una historia original de tintes humanistas que merece la pena leer.

Por cierto, si os gustan los haikus, sabed que este Adán es un gran adepto de ellos.

                                                   

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